martes, 3 de agosto de 2010

VALOR ESTRATEGICO EN UN CONFLICTO FUTURO


A partir del advenimiento del proceso descolonizador en 1960,Gran Bretaña comenzo a adecuar a el la relacion con sus colonias mediante acuerdos, concesiones y cualquier otro tipo de arreglo que le permitiera desprerse de ellas, manteniendo en todo los posible el control economico y politico o, por lo menos, las condiciones necesarias para desarrollar sus negocios en la misma o parecida en forma en que lo hacia antes del comienzo de ese proceso.
La perdida de sus posesiones coloniales continentales significo para Gran Bretaña, en buena medida,la perdida de bases militares que le permitieran proyectar un control estrategico sobre las areas focales mas importantes en todos los continentes.No obstante , conservo una serie de posesiones insulares que, utilizadas adecuadamente, pueden reemplazar a aquellas.Resulta de interes para los argentinos recordar cuales son esas islas en el Atlantico Sur: Ascension, San Elena, Tristan de Cunha y Gough,las que controla sin discusion.Y Malvinas,Georgias del Sur y Sandwich del Sur,cuya soberania reclama la Argentina.Ademas mantiene un reclamo de soberania sobre las islas Orcadas del Sur y las Shetland del Sur,que coincide con el que formulan la Argentina y Chile sobre esos mismos archipielagos.Como se puede apreciar, estas posesiones constituyen una cadena de bases militares potenciales que, llegado el momento, pueden constituir los puntos claves de una estrategia de dominio del Atlantico Sur.
De hecho, Ascension como las Malvinas son bases militares actualmente en operacion, que permiten en buena medida el control de los accesos del Atlantico Sur,tanto desde el Norte como desde el Sur.En un eventual conflicto futuro, quien posea una base aeronaval en Malvinas tendra la posibilidad de controlar el pasaje entre el Atlantico y el Pacifico.Tal posibilidad seria naturalmente mas valiosa si el canal de Panama quedara inutilizado por cualquier circunstancia.
Desde otr punto de vista, importa tambien considerar el valor estrategico que pueden adquirir las Malvinas en el caso de un conflicto en el que resulte necesario para Estados Unidos asegurar una ruta maritima que,bordeando el Cabo de Buena Esperanza, se dirijia a los Estados Unidos, no por el camino mas corto sino por el que resulte mas seguro, es decir,el proximo a las costas sudamericanas de la Argentinas, Uruguay y Brasil.

Sacado del Libro: malvinas - conflicto vigente Carlos Busser

miércoles, 14 de julio de 2010

EL PILOTO INGLES JEFF GLOVER CAPTURADO EN MALVINAS


El 21 de mayo de 1982, el piloto de la Royal Air Force Jeff Glover despegó del portaaviones Hermes con la misión de arrojar sus bombas de racimo sobre posiciones argentinas en Port Howard, la "capital" de la casi inhabitada Gran Malvina -rebautizada Puerto Yapeyú durante la guerra-. Sería su última misión: Glover evitó lanzar las bombas al ver asentamientos civiles demasiado cerca de su blanco, y al hacer un segundo sobrevuelo para sacar fotos de reconocimiento, su Harrier fue alcanzado por un misil Blowpipe lanzado por comandos argentinos. Volaba a mil kilómetros por hora cuando sintió tres explosiones en su máquina, que empezó a dar vueltas a gran velocidad totalmente fuera de control. Glover logró eyectarse con éxito, pero fue apresado y se convertiría en el único prisionero de guerra inglés que estuvo en esa condición hasta después incluso de terminado el conflicto.

A 28 años de la toma de Puerto Argentino, Glover, casualmente nacido un 2 de abril pero de 1954, contó por primera vez su historia en el documental "Desobediencia debida", que la cineasta argentina Victoria Reale acaba de terminar luego de cuatro años de investigación y rodaje, con asistencia de dirección y entrevistas de la periodista Nora Sánchez. La película incluye el largo testimonio que el ex piloto de caza concedió en Stamford, Inglaterra, donde vive. Glover se retiró de la RAF en 1996 y desde entonces es piloto comercial.

"Los soldados argentinos me fueron a buscar y me sacaron del agua, y ése fue el fin de la guerra para mí", narra Glover frente a la cámara.

Pero la película es una indagación también del trato que recibió el británico como prisionero de guerra, por parte de las mismas Fuerzas Armadas que se habían hecho del poder absoluto en 1976 y ejecutado el terrorismo de Estado.

Reale, la directora del documental, es hija del ex médico del Ejército Luis Reale, quien con grado de mayor fue jefe de la Compañía de Sanidad 3 en Port Howard, y el primer médico en atender a Glover, herido en el rostro y con una luxación en el hombro. El dato biográfico que une a la directora con uno de los protagonistas de esta historia es el anticipo de una revelación, que explica el título del documental: el ex médico militar y veterano de Malvinas cuenta que al comunicarse con el comando de su Brigada para informar que tenía en su poder al piloto herido, "inmediatamente me indican que lo presione para tratar de ubicar la posición del portaaviones ... Jamás procedí a actuar como me habían pedido. Mi labor profesional es como médico", relata Reale, que dejó el Ejército poco después de volver al continente.



Glover, en la actualidad - Foto Diario Clarín

"Papá se negó a responder en cámara que quería decir con 'presionar'. ¿Se refería a torturar? ¿Podía su jefe el general (Omar) Parada desconocer semejante orden?", interroga sugestivamente la voz en off de la directora.

Glover nada supo de esto, aunque admite que prefería ser prisionero de la Fuerza Aérea ya que había "leído sobre los desaparecidos a manos del Ejército" en los años previos.

El piloto prisionero fue llevado luego a Goose Green, y poco después trasladado junto a otros heridos argentinos al continente, antes de la caída de Puerto Argentino. Estuvo en Comodoro Rivadavia, y después en la base áerea de El Chamical, La Rioja.

Del otro lado, los británicos retenían a Alfredo Astiz, rendido en las Georgias y exigían la liberación de Glover que, intervención de la Cruz Roja Internacional mediante, fue liberado en Montevideo recién el 8 de julio.

Cuando Astiz fue la prenda de cambio
Cuando Jeff Glover pensó que lo llevaban a Buenos Aires para liberarlo, aterrizó en El Chamical, donde lo tuvieron casi escondido. Fue donde peor la pasó. Hasta que lo visitó Massimo Cataldi, de la Cruz Roja, y tuvo certeza de que "el mundo exterior sabía que yo estaba vivo". En medio hubo una disputa entre la Fuerza Aérea y el Ejército por quién se quedaba con el piloto, todo un trofeo de guerra. El documental "Desobediencia debida" da cuenta de que la Junta Militar tardó en blanquear al piloto prisionero; por eso los británicos, que habían capturado al marino Alfredo Astiz en las Georgias -que ya empezaba a ser emblema de la represión ilegal- lo retuvieron más de la cuenta como forma de proteger a Glover.

Curiosidad de testimonios que no coinciden: el ex conscripto Enrique Gordillo, que custodió a Glover en El Chamical, asegura que su alimentación era abundante, e incluso que jugaban con él al ping-pong. Glover sostuvo en cambio que jamás tuvo relación con los guardias ni jugó ping-pong, lo que califica de "ridículo" a causa del yeso que llevaba por su lesión en el hombro.

HUNDAN AL PROTAAVIONES



A fines de abril de 1982, mientras los submarinos
nucleares británicos tomaban posición en el Atlántico
Sur, se produjo un intenso debate sobre los medios
para neutralizar la principal amenaza argentina:
el portaaviones ARA 25 de Mayo. El submarino HMS
Splendid estaba en condiciones de lograrlo. Pero la
Regla de Enfrentamiento 206 se lo impedía.
¡HUNDAN EL
PORTAAVIONES!
235
Boletín del Centro Naval
Número 817
Mayo/agosto de 2007
Recibido: 4.4.2007
30 de diciembre de 1943. Los operarios del astillero
inglés Cammell Laird & Co. festejaban la botadura del portaaviones HMS Venerable para
la Royal Navy. Llegaría a principios de 1945 para contribuir al esfuerzo bélico aliado en los
tramos finales de la Segunda Guerra Mundial. Difícilmente se hubiera podido imaginar entonces
que casi cuarenta años después, ese mismo buque sería frenéticamente buscado por los
periscopios de los submarinos de la propia Royal Navy para enviarlo al fondo del océano.
Durante el conflicto de Malvinas en 1982, la amenaza más importante a las intenciones británicas
de recuperar las islas la constituía el portaaviones ARA 25 de Mayo –incorporado a la
Armada Argentina en 1969, si bien para entonces el buque había sufrido el paso del tiempo
y dificultades en su mantenimiento. Su componente aéreo, cazabombarderos Skyhawk, aviones
antisubmarinos Tracker y helicópteros, enfrentaba serios problemas en su operatividad
originados en el embargo de armas dispuesto por los EE.UU. pocos años antes. El desafío
para los servicios de inteligencia británicos era determinar si los aviones Super Etendard, con
sus mortíferos misiles Exocet, estaban operativos y si podrían utilizar el ARA 25 de Mayo para
operar en alta mar.
Luego de varios informes contradictorios, el Comité Conjunto de Inteligencia británico
había llegado a una conclusión para el 19 de abril: los Super Etendard no podrían ser uti-
Alejandro J. Amendolara es
abogado especialista en Derecho
de las Telecomunicaciones e
investigador sobre el Conflicto
por las Islas Malvinas de 1982.
Ha publicado varios artículos
sobre la actuación del submarino
ARA Santa Fe en el diario
La Nación y en la revista especializada
Warship World de Gran
Bretaña. Actualmente se encuentra
preparando la tesis para su
Maestría en Historia
de la Guerra sobre aspectos
del Conflicto del Atlántico Sur.
236
lizados desde el portaaviones sino que se
emplearían desde las bases terrestres. Con
ello, la amenaza parecía reducirse. Pero
aún quedaban sus aviones cazabombarderos
Skyhawk A-4, con un radio de acción
máximo de 500 millas náuticas, suficiente
para preocupar al almirante Sandy Woodward,
comandante de la Fuerza de Tareas
Británica. De alguna forma, los británicos
debían neutralizar el portaaviones.
Pocos días antes, el 12 de abril, el submarino
HMS Spartan había llegado a las aguas
próximas a Puerto Argentino, luego de 11
días de navegación desde su base en Escocia.
Con su arribo se hizo efectiva la Zona
de Exclusión Marítima (ZEM), anunciada por
los británicos el 9 de abril, consistente en
un círculo de 200 millas náuticas de radio a
partir de un punto ubicado aproximadamente
en el centro de las islas. Pero esta regla
sólo se aplicaba a buques argentinos. Esta
restricción sería “sin perjuicio del derecho
del Reino Unido de tomar cualquier medida
adicional que se requiera en ejercicio de su
derecho a autodefensa, en los términos del
artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”,
cláusula adicional que acompañaba el
anuncio de la ZEM.
Dos días más tarde —14 de abril—, el comandante
del HMS Splendid, Commander Roger
Lane-Nott, envió un mensaje a Northwood (1)
anunciando que se encontraba en posición entre las islas y el continente. Poco más tarde se
le ordenó dirigirse más al norte para localizar al ARA 25 de Mayo.
La Royal Navy presionaba al Gabinete de Guerra para tener Reglas de Enfrentamiento (2) más
flexibles. Los submarinos nucleares (SSN) no podían atacar buques de superficie a menos
que fuera en defensa propia, pero sí a submarinos convencionales que fueran detectados. El
Gabinete de Guerra se reunió en la mañana del 22 de abril y discutió que si se decidía interceptar
al grupo del portaaviones con uno de los submarinos, a éste le tomaría unas 36 horas
para llegar a la posición estimada. Entonces, se consideró que como no podía ordenarse un
ataque sobre el portaaviones con las reglas de enfrentamiento existentes, no tenía sentido
emplear un SSN sólo para exploración.
Pese a ello, el 23 de abril, el HMS Splendid detectó el portaaviones navegando hacia el sur a
pocas millas de la costa desde su base de Puerto Belgrano. Como el submarino se encontraba
muy alejado de la ZEM, no podía atacarlo. Inmediatamente transmitió un mensaje para
obtener el cambio en las Reglas de Enfrentamiento y así atacar al buque. Al recibir el rechazo
de su pedido, el comandante del submarino recuerda: “Fue un momento extremadamente
frustrante. Realmente pensé que lo tenía”. El HMS Splendid debió abandonar el contacto.
Ese día se envió un mensaje de advertencia al gobierno argentino, difundido ampliamente en
los medios: El Gobierno de Su Majestad desea dejar en claro que cualquier aproximación
por parte de buques de guerra argentinos, incluyendo submarinos, embarcaciones auxiliares
o aviones militares que puedan constituir una amenaza e interferir con la misión de las
¡HUNDAN EL PORTAAVIONES!
Portada del diario
inglés The Sun del
17 de abril de 1982,
anunciando que el
portaaviones ARA 25
de Mayo encabezaba
la flota argentina
para interceptar los
buques de la Fuerza
de Tareas británica.
(Colección del autor)
(1)
Cuarteles de las Fuerzas Armadas
Británicas para el planeamiento y
conducción de operaciones militares
de ultramar.
(2)
Reglas de Enfrentamiento: Directivas
emitidas por la autoridad política/
militar competente que
determinan las circunstancias y
limitaciones bajo las cuales las
fuerzas propias inician y/o continúan
el combate contra otras
fuerzas enfrentadas.
fuerzas británicas en el Atlántico Sur, se
enfrentarán a una respuesta adecuada.
Ante la proximidad de la Fuerza de Tareas
a las Malvinas y los nuevos informes de
inteligencia, el día 24 se ordenó nuevamente
al HMS Splendid realizar exploración
y prepararse para acciones ofensivas
contra el portaaviones.
El 26 de abril, a la altura de Comodoro Rivadavia,
el HMS Splendid avistó a dos destructores
argentinos, el ARA Hércules y el ARA
Santísima Trinidad, navegando hacia el sur a
lo largo de la costa argentina, acompañados
de tres fragatas armadas con misiles Exocet.
Luego de una persecución de 24 horas, inexplicablemente,
recibió la orden de suspender
la persecución para ir a buscar el portaaviones
más hacia el norte. “No podía entender
por qué querían que me alejara de los
escoltas, cuando en el curso normal —por
definición— el portaaviones debía reunirse
con ellos o viceversa”, manifestó Lane-Nott.
Ese mismo día se presentó en Chequers (3) la
necesidad de preparar específicamente un
ataque sobre el portaaviones. Todos los
ministros coincidían en que resultaba esencial
proteger a la fuerza anfibia de desembarco
en el momento de máximo peligro. El
primer paso era el cierre de la pista aérea de
Puerto Argentino para evitar que cualquier aeronave pudiera interferir en un desembarco. El
ARA 25 de Mayo quedaría entonces relegado para un delicado segundo paso.
En esa reunión del Gabinete de Guerra, el Primer Lord del Almirantazgo, Sir Henry Leach,
advirtió que las defensas aéreas británicas podrían quedar muy expandidas de no neutralizar
el portaaviones. John Nott, secretario de Defensa, se preocupaba por la “horrible lógica” que
veía con el ataque a los aeropuertos como una movida después de aquélla. William Whitelaw,
secretario de Interior, se preguntaba si la opinión pública estaba lista para el hundimiento de
un portaaviones. Mientras que la Primer Ministro, Margaret Thatcher, tenía la visión de que
sería más aceptable que los ataques sobre los aeródromos, que podían ser interpretados
como poniendo en riesgo a civiles. Si bien Leach compartía la posición, insistió en que era
esencial anular el portaaviones para la seguridad de la fuerza anfibia, y que se necesitaba
hacerlo a más tardar para el 3 de mayo. Se asumió que era una decisión muy trascendente
como para tomarla en ese momento, por lo que en una nueva reunión Nott debía presentar
las Reglas de Enfrentamiento apropiadas por si resultaba necesario atacar al portaaviones, y
sobre la posibilidad de realizar una advertencia previa al gobierno argentino.
Resultaba esencial para la seguridad de la Fuerza de Tareas británica que se tomaran medidas
preventivas para neutralizar un ataque. Al día siguiente —27 de abril—, Lewin propuso un borrador
que incluía: la naturaleza, alcance y tiempos de la amenaza impuesta por el portaaviones;
las operaciones disponibles para el Comandante de la Fuerza de Tareas para proteger la fuerza
anfibia; las implicancias de inducir la amenaza, ya sea autorizando ataques preventivos o declarando
zonas especiales; las ventajas y desventajas de otorgar una advertencia de las intenciones
británicas, y la acción a tomar en relación a los sobrevivientes de un eventual ataque.
BCN 817 237
Portada del diario
inglés Daily Mirror
del 5 de abril de 1982,
mostrando a los
portaaviones ARA 25 de
Mayo y HMS Invincible
como los buques “en
curso de colisión para
la guerra”.
(Colección del autor)
(3)
Residencia campestre del
primer ministro británico,
ubicada al sudeste de Aylesbury,
Buckighamshire.
Entonces surgió el problema más crítico: la
Regla de Enfrentamiento 206. Bajo esta
regla, se delegaba la autoridad para asumir
que el ataque de una unidad enemiga era el
primero de un conjunto de ataques múltiples
coordinados. Así, se podría atacar a todas las
“unidades amenazantes” para reducir el
eventual riesgo sobre la Fuerza de Tareas. El
alcance del concepto “unidad amenazante”
podría variar, pero en casi todos los supuestos
incluía el portaaviones. Pero la regla
–que aparentaba ser suficiente— sólo se
aplicaba a aeronaves o buques de la Royal
Navy, no a los submarinos.
El día 28, el Gabinete de Guerra recibió un
informe que describía la amenaza del ARA
25 de Mayo: Los argentinos tienen un portaaviones
viejo. De todas formas, puede llevar
de 7 a 9 Skyhawks y, posiblemente,
hasta 5 aviones Super Etendard. Ambos
tipos de aeronaves tienen capacidad para
montar ataques aire-superficie y aire-aire a
una distancia de 400 millas del portaaviones.
Los 6 aviones Tracker pueden realizar
operaciones de vigilancia hasta 500 millas
del portaaviones, otorgándole la capacidad
para dirigir otras unidades aéreas o navales
hacia posiciones de ataque, al igual que
emplear en ofensiva sus aviones propios.
La mejor defensa era “neutralizarlo”, atacándolo
en alta mar donde quiera que estuviera. Pero, mientras el ataque en alta mar brindaba
la “más económica y certera perspectiva de neutralizar la amenaza”, el Ministerio de Defensa
reconocía que sería difícil de establecer la “base legal para semejante acción, y que la
reacción a ello podría ser perjudicial”. La recomendación era para la decisión de hundir al
portaaviones una vez que una unidad argentina atacara.
Ese mismo día, con la imposición de la Zona de Exclusión Total (ZET), llegaron las nuevas
Reglas de Enfrentamiento. Se dividió la ZET en cuatro cuadrantes y se ordenó su patrulla a
los tres submarinos en el área. Ningún submarino podría ingresar en las áreas asignadas a
los otros, salvo que estuviera en “persecución caliente” de un buque enemigo.
Para la tarde del 30 de abril, se reunió nuevamente el Gabinete de Guerra, esta vez con un
asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores. Éste dijo que cualquier amenaza debía
ser demostrable. Sólo podía usarse la fuerza si el portaaviones estaba lo suficientemente
cerca para montar un ataque aéreo. El Jefe de Estado Mayor de Defensa, Sir Terence Lewin,
cuya visión era cercana a la de Leach, argumentaba como peor caso que el portaaviones
podría cubrir 500 millas en un día y que además llevaba aviones con un radio operativo de
500 millas, con lo que siempre estaría en condiciones de amenazar a la Fuerza de Tareas.
“Tuvimos cierta dificultad en persuadir a los ministros que el 25 de Mayo era un buque con
cañones de 250 millas de alcance”, escribiría más tarde Lewin. Así, el Gabinete entendió que
resultaría suficiente la advertencia abierta del 23 de abril para que los argentinos no interfirieran
con la misión de la Fuerza de Tareas, con lo que prevaleció la visión de Lewin.
De este modo, el Gabinete de Guerra decidió cambiar las Reglas de Enfrentamiento para per-
238 ¡HUNDAN EL PORTAAVIONES!
Portada del diario inglés
The Sun del 16 de abril
de 1982, con el titular
“Aquí viene el enemigo”,
con expresiones del
Ministerio de Defensa
británico sobre “indicios
que sugieren que la flota
argentina navega al sur”.
(Colección del autor)
mitir a todas las fuerzas atacar al portaaviones
fuera de la ZET —incluyendo los
submarinos nucleares—, aun si no hubiera
habido un ataque previo sobre la Fuerza
de Tareas, excepto que estuviera al
norte del paralelo 35° S y al oeste del
meridiano 48° O (en triángulo con la
costa de Uruguay), o dentro de las 12
millas de la costa argentina. Nott
expresó más tarde que “ya le habíamos
dado al almirante Woodward las reglas
de enfrentamiento, permitiéndole atacar
al portaaviones argentino 25 de Mayo
donde quiera que lo encuentre, dentro o
fuera de cualquier zona de exclusión”. Si
el portaaviones era detectado, su suerte
estaría echada.
Temprano en la mañana del 1° de mayo,
se recibió un nuevo informe de inteligencia
sobre la posición del ARA 25 de
Mayo, con lo que desde el Cuartel de
Northwood se emitió un mensaje de
radio al Splendid y al Spartan para buscar
el portaaviones. Por problemas en
sus comunicaciones, el Splendid no recibió
inmediatamente el mensaje. Por su
lado, si bien el Spartan recibió el mensaje,
su comandante, Commander James
B. Taylor, asumió que el portaaviones se
encontraba en el cuadrante del Splendid,
con lo que se inhibió de dirigirse a la
posición estimada. El portaaviones argentino —sin saberlo— se escabullía una vez más.
Ante la ausencia de noticias sobre la posición del portaaviones, Woodward ordenó que sus
aviones intentaran la búsqueda. A las 03.30 de la madrugada del 2 de mayo despegó uno de
los Sea Harrier, piloteado por el Flight Lieutenant Ian Mortimer, del 801 Squadron a bordo del
HMS Invincible, quien, a 200 millas al noroeste de la Fuerza de Tareas, había encontrado con
su radar lo que aparentaba ser el ARA 25 de Mayo y sus buques escolta, regresando apresuradamente
al portaaviones. Entonces, Woodward concluyó —acertadamente—, que el grupo
del portaaviones estaba planeando un ataque al amanecer. En efecto, en el ARA 25 de Mayo
se estaban alistando las aeronaves para realizar un ataque al amanecer —si bien la misión
se canceló poco después y el buque y sus escoltas pusieron proa hacia el continente—. Pero,
esto era sólo la mitad del problema.
El grupo del crucero ARA General Belgrano que se aproximaba por el sudoeste era la otra
mitad de la amenaza. La única opción que se presentaba a los británicos era eliminar uno
de los brazos de la pinza. La elección recayó sobre el crucero, perseguido silenciosamente
por el submarino HMS Conqueror, al mando del Commander Chris Wreford-Brown. Woodward
remarcó: “Me encuentro obligado a decir que, si aun el Spartan hubiera estado en contacto
con el 25 de Mayo, hubiera recomendado en la forma más enfática posible de atacar
ambos esa noche”.
Ese mismo día 2, en una reunión informal en Chequers de la mayoría de los miembros del OD
(SA) (4), siguiendo una revisión previa de la situación por los Jefes de Estado Mayor, se cambiaron
las reglas para “permitir ataques sobre cualquier embarcación naval argentina en alta
BCN 817 239
Submarino HMS
Splendid (S106), de la
clase Swiftsure, botado
en octubre de 1979.
Foto autografiada por
Cdr. R. C. Lane-Nott.
El submarino zarpó de
su base de Faslane
hacia el sur el 1° de
abril de 1982.
(Colección del autor)
(4)
OD (SA): Defense and Oversea
Policy Committee, Subcommittee
on the South Atlantic and
Falkland Islands.
mar”, tal como el 30 de abril se había acordado
sólo para el ARA 25 de Mayo. El destino
del Belgrano quedaba así sellado.
“Existía una clara amenaza militar de la cual
no podíamos hacer caso omiso sin pecar de
irresponsabilidad”, manifestó Thatcher. “Fue
una de las decisiones más fáciles de toda la
guerra”, expresó Nott. La decisión se tomó
tan sólo dos horas antes de que comenzara
en Washington la reunión entre el Secretario
de Relaciones Exteriores, Francis Pym, y Alexander Haig, quien le presentaría a aquél la propuesta
de paz peruana.
Al atardecer del 2 de mayo la amenaza había terminado. Los temores sobre la efectividad de
los submarinos nucleares se habían materializado. La Flota de Mar argentina se replegó a
aguas poco profundas, sin que se le presentara en el resto del conflicto otra oportunidad
favorable para un nuevo ataque decisivo. El ARA 25 de Mayo, con problemas de propulsión,
quedó al resguardo en aguas poco profundas, no sin antes desembarcar su componente
aéreo para continuar la lucha desde bases terrestres.
La respuesta llegaría dos días después, pero desde el aire, y la víctima sería el destructor
británico HMS Sheffield. n
BIBLIOGRAFÍA
n The Official History of the Falkland Campaign, vol. II, por Sir LAWRENCE FREEMAN, Routledge, Londres, 2005.
n We Come Unseen, por JIM RING, John Murray Publishers, Londres, 2001.
n The Silent Service, por JOHN PARKER, Headline, Londres, 2001.
n Los Años de Downing Street, por MARGARET THATCHER, Editorial Sudamericana, Buenos Aires,1994.
n Here Today, Gone Tomorrow, por Sir JOHN NOTT, Politico’s Publishing, Londres, 2002.
n Lewin of Greenwich, por RICHARD HILL, Cassell & Co., Londres, 2000.
n Los Cien Días, por SANDY WOODWARD, Editorial Sudamericana, 1992.

CAPITAN GIACHINO



Nació el 28 de mayo de 1947 en la Provincia de Mendoza, donde realizó sus estudios primarios y secundarios. Ingresó a la ARMADA ARGENTINA el 3 de febrero de 1964 como cadete del Curso Preparatorio de la ESCUELA NAVAL MILITAR.
En dicho Instituto se destacó por sus cualidades deportivas y su envidiable sentido del humor. Se inclinó por la Infantería de Marina, destacándose rápidamente por su elevado espíritu militar. Luego de finalizar el Viaje de Instrucción a bordo de la Fragata A.R.A. "LIBERTAD", se recibió de Guardiamarina de Infantería de Marina el 30 de diciembre de 1967, integrando la Promoción 96 de cadetes navales.
- En febrero de 1968 realizó un intensivo curso de Comandos para infantes de Marina en Tierra del Fuego. El entonces Guardiamarina GIACHINO ya se destacaba y se perfilaba como líder nato.
- Su primer destino fue el BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA N° 5 Ec.
- Recibió instrucción básica de andinismo en la ESCUELA DE ANDINISMO DEL EJERCITO ARGENTINO, en SAN CARLOS DE BARILOCHE. Luego fue trasladado al BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA N° 3, en la Ciudad de ENSENADA.
- Sus inclinaciones por el combate en circunstancias especiales, lo llevaron a realizar el curso de Reconocimiento Anfibio en el año 1970.
- En 1971 aprobó el curso de Comandos para Personal Superior en la ESCUELA DE INFANTERÍA DEL EJERCITO ARGENTINO, en el que sobresalió por sus condiciones profesionales.
- Completó su formación como comando anfibio al calificarse como paracaidista militar en la BRIGADA DE INFANTERÍA AEROTRANSPORTADA DEL EJERCITO ARGENTINO, en la Provincia de CÓRDOBA.
- Ascendió a Teniente de Navío el 31 de diciembre de 1975, aprobando al año siguiente el curso de Capacitación para Oficiales de Infantería de Marina en la ESCUELA DE OFICIALES DE LA ARMADA, en la BASE NAVAL PUERTO BELGRANO, donde evidenció su sólida formación profesional, así como su proverbial espíritu de compañerismo.
Luego, en el BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA N° 1 fue Jefe de una Compañía de Tiradores. Posteriormente ocupó el cargo de Jefe de Operaciones de la AGRUPACIÓN COMANDOS ANFIBIOS y más tarde el de Ayudante del Jefe de Operaciones e Inteligencia de la FUERZA DE APOYO ANFIBIO. El 31 de diciembre de 1981, ya como Capitán de Corbeta, asume su último cargo: Segundo Comandante del BATALLÓN DE INFANTERÍA DE MARINA N° 1, en la BASE DE INFANTERÍA DE MARINA BATERÍAS.
Para las operaciones de recuperación de nuestras Islas MALVINAS, GIACHINO fue Jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al Sur de PUERTO ARGENTINO. Su misión era lograr la rendición del Gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad. Con ello GIACHINO debía evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana.
La patrulla desembarcó desde el Destructor A.R.A. "SANTÍSIMA TRINIDAD", logrando llegar a las playas en botes de goma; las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco nocturno de los hombres de GIACHINO.
A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, GIACHINO rodeó con sus hombres la casa del Gobernador británico y le intimó rendición; los británicos, sorprendidos, abrieron luego sobre la patrulla. Tal como prescribían las órdenes recibidas, GIACHINO procedió sin provocar bajas ni danos al oponente; sin duda, estas órdenes son las más difíciles que pueda recibir un militar, pero GIACHINO estuvo a la altura de las circunstancias.
Repite varias veces su intimación; los británicos redoblaron sus disparos sin dar indicación de tregua alguna.Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas distantes unos siete kilómetros de donde GIACHINO estaba tratando de lograr la rendición del Gobernador. La recuperación de las Islas se estaba consumando. Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia PUERTO ARGENTINO, mientras naves de la FLOTA DE MAR hacían ver sus siluetas en la bahía.
Si las tropas argentinas entraban a la localidad, se iniciaría el combate con los británicos en el mismo pueblo, circunstancia que debía evitarse a toda costa. GIACHINO supo que debía actuar para impedirlo, de acuerdo con sus órdenes. En su condición de Jefe, tornó la decisión más importante de su vida. En la evidencia de la inutilidad de lograr la rendición británica, avanzó solo hacia el interior de la casa del Gobernador, derribó una puerta. Una ametralladora enemiga le hizo fuego a quemarropa, cayó hacia atrás. Gritó a sus hombres que se cubrieran.
Su segundo (Teniente de Fragata DIEGO GARCÍA QUIROGA) quiso sacarlo de la línea de fuego, recibiendo a su vez una descarga que lo hirió gravemente. El cabo enfermero URBINA intentó rescatar a sus dos jefes, siendo también herido; aun así, logró dar los primeros auxilios a los oficiales y a sí mismo. La presión de la situación general, motivó al Gobernador británico a ordenar la suspensión del fuego y pedir parlamento.
La misión del Capitán GIACHINO se había cumplido: el Gobernador se rindió antes de que las tropas argentinas hicieran su entrada a PUERTO ARGENTINO. El precio fue la vida de nuestro héroe, quien muere minutos después a causa de las severísimas heridas recibidas. Sus últimas palabras fueron para su esposa CRISTINA y sus dos hijas, VANESA y CARINA.Ascendido "Post Mortem" al grado de Capitán de Fragata de Infantería de Marina. Sus restos descansan en MAR DEL PLATA, donde reside su familia. Fue condecorado "Post Mortem" con la máxima distinción que otorga la NACIÓN ARGENTINA: "LA CRUZ AL HEROICO VALOR EN COMBATE".
La ARMADA ARGENTINA reconoce en el Capitán GIACHINO al arquetipo del jefe, que lidera a sus hombres en combate asumiendo personalmente los riesgos mayores y que, ante órdenes recibidas, las ejecuta puntillosamente, aun a costa de su propia vida. No delegó en sus subordinados la tarea más peligrosa. La tomó para sí, lo que es privilegio de los grandes.



Fuente:
http://estudiantesargentinos.blogspot.com/2008/05/pedro-edgardo-giachino.html

miércoles, 7 de julio de 2010

Presentación Libro Dios en las Trincheras

LIBRO "DIOS EN LAS TRINCHERAS"



el padre salesiano y (VGM)Vicente Martínez Torrens, presentó en el auditorio del Hotel de Turismo, de la localidad de Monte Caseros, Corrientes, el libro DIOS EN LAS TRINCHERAS, un conmovedor relato de sus vivencias, a través de imágenes tomadas con su cámara de fotos,que mostraron no sólo situaciones comunes en toda guerra-miserias y dolor-sino el heroísmo y la permanente fe que prevaleció durante la misma; eligió esta ciudad invitado por los veteranos del regimiento de infantería 4, como agradecimiento por haber devuelto hace 26 años, la gloriosa enseña que defendieron en Malvinas.

En el lugar, situado a orillas del río Uruguay y al este de la localidad de Bella Unión,Brasil, estuvieron presentes el intendente,ingeniero Eduardo Omar Cornaló, y todo su gabinete, el jefe del Centro de Adiestramiento Operacional (CAO), coronel y (VGM) Roberto Oscar Reyes, el jefe del regimiento mecanizado 4 (RIM), Juan Carlos Marocero; veteranos de las tres Fuerzas,soldados en actividad e integrantes de la comunidad de Monte Caseros.

Al promediar la mitad del evento,un corte general de energía eléctrica apagó las luces. Nadie se movió. No se escuchó ningún murmullo. El Padre continúo hablando,a oscuras, como en Malvinas.Un clima de intensa espiritualidad,acompanó a todos los presentes.Dios estuvo allí.Al encenderase las luces, y en el transcurso de tres horas las emociones permanecieron, en los ojos del Padre,y de cada hombre y mujer que asistieron.

Al finalizar, el presidente del Centro de Veteranos de Ava Naró, Pablo Córdoba, le manifestó al Padre:"Usted sabe que los veteranos estamos acostumbrados a muchos conflictos,no sólo en 1982, sino en la búsqueda permanente de nuestra identidad,y que los argentinos han demostrado ser una estirque que unidos podemos hacer muchas cosas, con lo que se tiene, con lo que se puede.Nosotros somos testigos oculares de haber defendido nuestro patio delantero, o trasero, según para quien lo mire-para mí el delantero- porque en lo personal nadie me obligó ir a Malvinas.Queda mucho por hacer, pero siempre con la verdad. Por eso, nos hemos juntado el pueblo con sus instituciones-Municipalidad y Ejército Argentino-para mantener la cultura de nuestra región, y ser los trasmisores a las futuras generaciones, que el pueblo argentino ha sido valiente en muchas cosas.Chicos de 18 y 20 años años se han enfrentado a grandes potencias,y "estos indios" las hicieron temblar, con el espíritu y la guía de Dios; y eso se ve con claridad en toda su obra.Yo le quiero agradecer, en nombre de mis compañeros y en el de todas las Instituciones que les nombre, el hecho de que hoy usted pueda mostrar aquí, este hermoso material".

La respuesta del Padre, no se hizo esperar:"El venir acá, soy yo quien les debe agradecer a ustedes.Para mí Monte Caseros es el cofre de mi bandera,porque ella está en mi corazón. Gloria a los heróes que murieron y honor a los que volvieron, para ser testigos de esa gloria, que son ustedes. A mí, no me pueden desmentir esto porque soy el testigo de esos hechos".

El auditorio estalló, pero esta vez no fueron bombas, granadas,o armas trazantes; eran interminables aplausos de agradecimiento hacia el Padre. EL 27 de octubre de 1982,Martinez Torrens,llegó a Montes Caseros con una caja, que guardaba un preciado tesoro: la bandera de guerra del regimiento 4,que lucía las distinciones por su participación en el Sitio de Montevideo, Tupiza, Combate de los Pozos, Combate de Uruguayana, Estero Bellaco, Combate de Humaitá, Lomas Valentinas, Guerra del Chaco y Malvinas, que escondió y trajo desde las Islas.

Para mi ser partífice de la llegada del Padre a Monte Caseros,cerró un círculo que se abrió el 8 de marzo de 2007, cuando el sargento y encargado del Museo del Regimiento, Ceferino Moschen, me relató la historia de la bandera del RI 4.Sin embargo, a partir de hoy se abrieron muchas más.

Relatos de Malvinas 3

TESTIMONIO DE ITALO PIAGGI

FRENTE DE GOOSE GREEN,1982

Con los ingleses avanzando desde san carlos nos preparamos para el ataque.La compañia A del Regimiento 12 cubria el Norte.En las alturas de Boca House,al nordeste,estaba la seccion del Regimiento 8,al mando del subteniente Aliaga,la compañia C cubria el frente sur,la compañia C del 25 los poblados y la pista,y la Artilleria se emplazo junto al puesto comando.Quedaban claos muy importantes en los limites este y oeste de la primera linea y,sacandole el armamento liviano a los artilleros,organizamos una seccion con los cocineros y los enfermeros,al mando del subteniente Peluffo.El 27 de mayo,a las dos de la tarde,nos atacaron.El enemigo inicio contacto con la seccion de exploracion del teniente Morales,tres kilometros al norte de las tropas mas avanzadas,y poco despues ataco a la compañia A del teniente primero Manresa,que acababa de desplazarse para completar la extension del dispositivo.Estaban empezando a cavar los pozos,asi que los agarraron en el aire.

RELATO Y VIDEO ATAQUE AVIONES ARGENTINOS 1 DE 3

jueves, 29 de abril de 2010

FUSILAMIENTO DEL SUBOFICIAL ARTUZO

El 25 de abril de 1982, día de la caída de las Georgias en manos inglesas, el ministerio de Defensa en Londres anunció que “se rindió la guarnición sin la menor resistencia y fue inutilizado el submarino argentino “Santa Fe’”.

Tres días después, el 28, otro parte ministerial informaba: “Un miembro de la Marina Argentina, capturado herido durante la operación de las Georgias del Sur había fallecido”.

El 29 de abril, la fuente oficial informa que “un comité de investigación se estaba formando para estudiar el serio incidente” en Georgia. Ese mismo día y el siguiente, los órganos de difusión, entre las medias palabras ministeriales, sumaban versiones y suposiciones sobre el misterioso caso.

Vayan ejemplos: Perdió la vida a consecuencia de disparos, durante su cautiverio (ni siquiera se da el nombre de la víctima); “prisionero muerto en ‘incidente’”; “murió en un no especificado y serio incidente”; “prisionero muere en intento de sabotear submarino”, “La misión suicida de soldado ‘humillado’”; “Una reacción por la humillante rendición argentina”.

Recién el día 30 se publica oficialmente el “nombre del marinero (argentino) muerto” por noticia proveniente de Buenos Aires. Se trataba del suboficial Félix Oscar Artuso, agregando que “las circunstancias y el lugar de su muerte no fueron suficientemente esclarecidos por el gobierno británico”. El 1º de mayo el ministerio de Defensa vuelve a tocar ligeramente el tema Artuso diciendo que “ayer fue sepultado en Grytviken, en las Georgias” y reitera “se haría una investigación”.

La confusión se incrementa con una nota del Daily Mail del 18 de mayo titulada: “Funeral para un invasor caído”. Sepelio del “sargento primero Artuso” como una noticia del día anterior. ¿No había sido sepultado el 30 de abril? Lo cierto es que en varias oportunidades volvió a mencionárselo durante el conflicto armado como a la investigación “en curso”. Hasta hoy, junio del 2009, no se tienen más noticias. Por el contrario, la “matanza de Goose Green”, con su prometida Comisión Investigadora; horas después del anuncio de su constitución, se conoció su veredicto: “accidente”. Evidentemente, la justicia británica actúa a dos velocidades.

(*) Enrique Oliva, doctor en Ciencias Políticas y autor de varios libros, entre ellos Malvinas: el colonialismo de las multinacionales , falleció el 27/2/10.

EL AVISO A.R.A. ALFÉREZ SOBRAL EN COMBATE



(Relato de su Segundo Comandante durante la Guerra del Atlántico Sur)

* Por el Capitán de Navío (RS) Sergio Bazán

27 DE MARZO AL 1 DE MAYO DE 1982

Sábado 27 de marzo de 1982. El Aviso A.R.A. Alférez Sobral, pequeño buque de la Armada

Argentina cuya misión principal es la de llevar a cabo diversas tareas auxiliares, tales como

remolques en el mar, balizamientos, apoyo a otras unidades y a las zonas costeras, etc, se

encontraba en su apostadero de la Base Naval Puerto Belgrano. Su Comandante, Capitán de

Corbeta Sergio Raúl Gómez Roca recibió una orden perentoria: Alistar el buque y zarpar de

inmediato. Convocado el personal y tras rápido reaprovisionamiento la unidad partió en horas de

la tarde hacia el sur. Excepto el Comandante, ninguno de los 60 tripulantes conocía la misión

impuesta.

A poco de navegar, fuimos informados de la decisión de recuperar las lslas Malvinas. Si bien no

integraríamos la Fuerza de Tareas directamente encargada de cumplir con esa misión, nos

sentíamos igualmente partícipes ya que, de alguna manera, se nos asignaría una tarea

contribuyente a la misma. Es difícil relatar la emoción vivida en aquellos días, principalmente

porque parecía un sueño que, tras casi 150 años de usurpación del archipiélago, nos tocara

intervenir en esa gesta.

Luego de dura travesía debido a un fortísimo temporal, arribamos a Río Gallegos el 1° de abril,

fondeando frente a la ciudad.

El día 2, en formación a bordo, nuestro Comandante comunicó a la tripulación que se había

consumado la recuperación de las islas. A partir de ese momento, la actividad se centró en

mantener la nave en las mejores condiciones de operación, lista para acudir al lugar que se

ordenara, a cumplir la tarea que fuera menester.

Transcurridos nueve interminables días otra orden llegó. Nos trasladaríamos a Puerto Deseado

para efectuar un reabastecimiento y luego ocupar posición al oeste de las lslas Malvinas, sector

desde donde podríamos ser enviados al rescate de las tripulaciones de aviones derribados o

náufragos.

El 17 de abril nos hallábamos en la posición asignada. Según los informes que se recibían, la

situación entre nuestro país y Gran Bretaña se agravaba, la tensión aumentaba y era previsible

que pudieran producirse los primeros enfrentamientos.

Ello aconteció poco después, el sábado 1 de mayo. A las 17.30 horas de ese día, un avión

Canberra de la Fuerza Aérea Argentina integrante de una sección que se dirigía a bombardear a

las fuerzas inglesas que iniciaron el ataque a las islas, fue abatido aproximadamente a 100 millas

náuticas al norte del Estrecho de San Carlos.

Ante este hecho, y en cumplimiento de la orden recibida, nuestro buque se destacó de inmediato

para efectuar la búsqueda y el rescate de los dos tripulantes de la aeronave. Con mar gruesa, casi

sin visibilidad y con una preocupante falla en el sistema de timón, el Capitán Gómez Roca encaró

resueltamente el peligro que implicaba internarse en una zona controlada por el enemigo,

sabiendo que de producirse un encuentro, las posibilidades que tenía de salir airoso eran

prácticamente nulas. Esa actitud decidida y valerosa, que anteponía a toda otra consideración el

sentido del cumplimiento del deber y la solidaridad con los camaradas en peligro, fue apoyada

con su accionar por toda la Plana Mayor y Dotación, sin excepciones.

EL COMBATE

El 2 de mayo amaneció con tiempo borrascoso. Durante la mañana un mensaje alertó sobre la

presencia de un Grupo de Tareas británico compuesto por un portaaviones y seis u ocho buques

de guerra, operando en el área hacia la cual nos dirigíamos.

Llegó el atardecer, y con él una infausta noticia: el Crucero General Belgrano había sido

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Aviso Alferez Sobral en combate

torpedeado. Fue un duro golpe ya que, como es lógico, sentíamos verdadero cariño por esa nave,

en la que navegaban compañeros y amigos de toda la vida; pero a medida que transcurrían las

horas y nos acercábamos al punto calculado para iniciar la búsqueda, la atención se centró en el

intento de salvar a los dos hombres que se hallaban a merced de las aguas.

Casi a medianoche fuimos sobrevolados por un helicóptero no identificado, ordenándose

entonces cubrir puestos de combate. La aeronave se mantuvo sólo unos instantes, alejándose

luego para perderse en la oscuridad.

Transcurrieron 40 minutos de atenta vigilia. Los nervios terriblemente tensos, pero nadie

exteriorizó lo que sentía. Hasta parecía que se trataba de otro zafarrancho de rutina. ... Pero había

algo muy claro: El enemigo nos había descubierto y no tardaría en atacar.

Se sabía a bordo que no recibiríamos ayuda debido a que no había otros buques argentinos en las

proximidades. Como tampoco apoyo aéreo, cuando menos hasta la mañana siguiente. Como el

mar estaba agitado y el violento movimiento del buque dificultaba el trabajo de los apuntadores

de las armas, el Comandante decidió invertir el rumbo, de manera tal que recibiendo el oleaje por

la popa nuestra unidad se mantuviera lo mas estable posible.

Así las cosas, al acercarse otro helicóptero británico el Sobral abrió fuego, entablándose el

combate. El cañón de 40 y las ametralladoras de 20 mm dispararon su munición, y si bien por la

oscuridad reinante y el ya mencionado rolido y cabeceo del buque, no consiguieron hacer

impacto, sí lograron que la aeronave enemiga se alejara precipitadamente, tomando distancia para

ponerse fuera del alcance de nuestra artillería.

Minutos más tarde el Jefe de Artillería advirtió que por estribor se divisaban destellos. Desde el

puente de mando, efectivamente, se observaron también pequeñas luces. A primera vista, el

Comandante, que no perdía las esperanzas de rescatar a los pilotos buscados, expresó con

entusiasmo que podía tratarse de señales lanzadas por ellos. Pero instantáneamente el particular

movimiento de las luces avistadas nos indicó que en realidad eran misiles que se aproximaban.

Todo ocurrió en pocos segundos. Un misil (se trataba de la clase Sea Skua lanzados desde

helicópteros Sea Lynx) impactó en la lancha, explotando y destruyéndola por completo, al tiempo

que rociaba con esquirlas la superestructura. Los tres operadores de la ametralladora de 20 mm

de estribor fueron heridos. Personalmente experimenté los efectos de la explosión, siendo

arrojado hacia el interior del puente, recibiendo también una esquirla en la pierna izquierda.

Otro misil pasó sobre el buque sin impactar. El Comandante ordenó abrir fuego cubriendo el

sector desde el que provenía el ataque, aunque era imposible ver al enemigo debido a la

oscuridad y a que éste efectuaba sus lanzamientos de misiles a máxima distancia, manteniéndose

fuera del alcance de las armas del Sobral.

Al ordenarse el alto el fuego, se constató que las averías no afectaban mayormente, hasta ese

momento, la seguridad náutica y navegabilidad de la unidad, pero las antenas y equipos de

comunicaciones resultaron averiados, por lo cual estas quedaron interrumpidas. Enseguida se

trasladó a los heridos a cubiertas bajas para su atención. Allí, en la cámara y camarotes de

oficiales, el médico de a bordo había instalado su puesto de socorro y trabajaba sin pausa junto al

enfermero.

Por orden del Comandante recorrí el buque comprobando que, teniendo en cuenta las

circunstancias, todo estaba en orden. El personal continuaba en sus puestos de combate, fueran

estos en la sala de máquinas, las armas, los equipos de control de averías, etc. Observé rostros

que denotaban preocupación, pero todos, con disciplina y férrea voluntad, se esforzaban por

cumplir de la mejor manera con sus funciones.

Al observar que los ataques se producían con misiles, el Capitán Gómez Roca apreció,

acertadamente, que el lugar de mayor riesgo era la superestructura, especialmente el puente de

mando.

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Ante ello, con el fin de proteger a sus hombres y considerando especialmente que por la distancia

a la que se encontraba el enemigo ya no sería posible combatir efectivamente con las armas

propias, ordenó desalojar las cubiertas superiores y los sectores mas expuestos, quedando en el

puente solamente él y los tripulantes indispensables para conducir el buque. Esta difícil y heroica

decisión, adoptada en los momentos de mayor tensión e incertidumbre, significaría luego la

preservación de la vida de muchos de sus hombres, pero también su propia muerte en acción.

Al finalizar una rápida inspección del buque, y en oportunidad en que me dirigía hacia el puente

para informar el resultado de la misma, sentí un agudo dolor en la pierna herida. El médico, a

quien crucé casualmente, insistió en revisarme y este hecho providencial evitó que me encontrara

junto al Comandante en el preciso instante en que el enemigo atacó nuevamente (01.20 horas del

día 3 de mayo)

Un misil impactó de lleno en el puente, destruyéndolo totalmente, al igual que el cuarto de radio

que se hallaba directamente debajo. El palo de proa cayó y las innumerables esquirlas provocaron

averías diversas en toda la parte superior y media del buque, que se estremeció como si hubiera

sido golpeado por una mano gigantesca. El sector de proa se llenó de humo y el penetrante olor

de la explosión invadió los compartimientos, aumentando la ansiedad general. Allí, en el interior

de la nave, la fatalidad hizo que el Conscripto Roberto D’Errico, mientras era asistido de una

herida sufrida durante el primer ataque, fuera alcanzado nuevamente por una esquirla que,

traspasando dos cubiertas, terminó con su vida.

Ansioso por conocer la magnitud de lo ocurrido subí hacia el puente, encontrando un verdadero

desastre: estaba totalmente arrasado, hierros al rojo vivo y un incendio que cobraba fuerza. El

Comandante y los que allí se encontraban habían muerto. La situación no era mejor en el cuarto

de radio, igualmente destruido por la explosión, con los operadores muertos en sus puestos de

combate y un único sobreviviente, el Cabo Enríquez, gravemente herido.

Al instante comprendí que me encontraba ante el cuadro que ningún segundo comandante

desearía que se presente jamás, aunque esté preparado para ello y constituya ésta su principal

razón de ser: asumir el comando por muerte del comandante durante el combate. Con plena

conciencia de la tremenda responsabilidad que ello implica y de la gravedad de las

circunstancias, a partir de ese momento me hice cargo de la Unidad.

Al bajar del puente, el Jefe de Máquinas me informó que por averías en el sistema de timón no

era posible maniobrar el buque. Brevemente lo impuse de la situación y ordené parar máquinas.

A todo esto, un grupo de control de averías combatía las llamas en los sectores afectados.

Ante la posibilidad de que otros impactos hicieran naufragar el buque, se inspeccionaron las

balsas salvavidas autoinflables, comprobándose que todas estaban inutilizadas, resultado de las

innumerables esquirlas que las habían perforado.

Resumiendo, la situación del buque era: timón averiado, el puente con todo el instrumental,

cartas y elementos de navegación destruidos; la radio también destruida, un incendio a bordo,

ocho muertos (incluido el Comandante) y ocho heridos, personal con contusiones y heridas

menores y la perspectiva de recibir nuevos ataques.

A partir de entonces, una vez dominado el incendio y reparado precariamente el sistema de

timón, se organizó el regreso.

REGRESO AL CONTINENTE

Se presentaban dos alternativas: la primera, navegar hacia las Islas Malvinas, a cuya costa norte

podíamos arribar en no más de 12 horas, pero correríamos el serio peligro de ser nuevamente

atacados; a ello se agregaba la falta de elementos de navegación y cartas náuticas de la zona, lo

que tornaría muy dificultoso recalar con cierta seguridad. La segunda, navegar hacia el

continente. En este caso, si bien persistían los riesgos antes citados, las probabilidades de que se

presentaran eran menores, aunque se debería afrontar una prolongada travesía en condiciones

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extremas.

Decidido por esta última, se reinició la navegación, tomando en principio como guía la dirección

de las olas que, sabíamos, venían del norte.

Más tarde, con la ayuda de brújulas terrestres del equipo de desembarco, en situaciones normales

no utilizables a bordo por el desvío provocado por el magnetismo del buque; y con la “rosa”

rescatada de un compás magnético destruido, colocada en la línea central del buque (crujía) entre

las cadenas de anclas pretendiendo obtener alguna compensación, se logró tener una idea

aproximada del rumbo. Por otra parte el cielo, continua y completamente cubierto, impedía

conocer el arrumbamiento en base a las constelaciones habituales.

Durante todo el día 3 se navegó esperando el ataque que dábamos por descontado, pero que

finalmente no se concretó. Excepto los vigías, apostados al efecto, todo el personal permaneció

bajo cubierta ya que no quedaban armas en condiciones de uso. El interior del buque presentaba

un estado realmente precario: en el sector de proa la energía había sido cortada y todo estaba

mojado como consecuencia del agua arrojada para combatir el incendio. Tampoco había

calefacción ni comida caliente, por lo que el frío se hacia sentir con crudeza.

Horas después, cuando las condiciones de mar lo permitieron, se improvisó un comando en proa.

Desde allí, mediante una línea de teléfonos autoexitados se daban las órdenes al timonel, ubicado

en el timón de emergencia, en la sala de máquinas.

Entonces tuvo lugar un hecho que a mi entender evidencia el temple de aquella aguerrida

tripulación: la Bandera de Guerra del Sobral, por la rapidez con que se sucedieron los

acontecimientos no había sido retirada de su cofre y, al momento del combate, ondeaba en lo alto

un pabellón de los usados diariamente. Al caer el palo, habíamos quedado momentáneamente sin

pabellón. Percatado de ello, un grupo de tripulantes requirió autorización para tomar la Bandera

de Guerra e izarla en el lugar más alto que fuera posible. Concedido el permiso la Bandera se izó

al tope de la pluma (brazo de grúa) de popa, en uno de los momentos más emocionantes, sobre

todo teniendo en cuenta que a esas horas existían inciertas posibilidades de sobrevivir.

El 4 de mayo a las 9 de la mañana, utilizando un transmisor de emergencia extraído de entre los

escombros del cuarto de radio, se emitió un pedido de auxilio, con muy poca confianza en su

eficacia ya que el equipo estaba dañado y perforado por esquirlas. Por varias horas no obtuvimos

respuesta.

Simultáneamente, con una radio portátil común se sintonizaban varias emisoras, principalmente

argentinas y uruguayas. Fue justamente una de estas últimas la que dio la novedad del ataque a

nuestro buque, e informaba que el Aviso Alférez Sobral había sido hundido por fuerzas inglesas.

Lógica fue la desazón que produjo en la tripulación escuchar semejante noticia, al pensar el

efecto que causaría en los familiares que, ansiosos, esperaban en tierra.

También se prestaba suma atención a las novedades que se daban sobre el rescate de los

sobrevivientes del Belgrano, y nos llenó de euforia enterarnos del hundimiento del buque inglés

Sheffield, atacado exitosamente ese día por la Aviación Naval.

A todo esto, una radio de Río Gallegos, en los habituales mensajes que se transmiten para apoyo

a la comunidad en la Patagonia, incluyó uno que decía: para el señor Gómez Roca, lo esperamos

en Puerto Deseado. Este mensaje impuesto por la superioridad, que desconocía aún el

fallecimiento del Comandante, dio grandes esperanzas y la certeza de que nuestro mensaje había

llegado. Al menos, en tierra sabían que en algún lugar continuábamos a flote. Un nuevo mensaje,

que esta vez señalaba: al señor Gómez Roca, va gente a buscarlo a la estación, dio la seguridad

de que se nos estaba buscando. Después nos enteraríamos que unidades de la Aviación Naval, la

Fuerza Aérea y otros buques trataron incansablemente de hallarnos, sin conseguirlo.

A partir de ese momento, cuando se navegaba en niebla cerrada, se efectuaron señales acústicas

por medios diversos, como campana, silbatos y hasta disparos con fusil. Se desmontó del palo

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Aviso Alferez Sobral en combate

caído la sirena y, conectándola a una manguera de aire a presión se utilizó como elemento de

señalación. Fueron numerosas las veces que alguien creyó ver u oír algo, como el ruido del motor

de un avión o helicóptero, una luz o la línea de tierra, pero todo era producto de la imaginación;

de los deseos de superar la situación. Al respecto, lo mas inquietante era no saber exactamente

dónde nos encontrábamos. Se había efectuado una estima, más por la precariedad de medios,

adolecía de grandes errores.

Esperábamos avistar la costa continental en la tarde del día 4, pero llegó la noche sin que nada se

produjera. Con la noche también se hizo presente la incertidumbre. ¿Nos habríamos desviado

hacia el norte, internándonos en el Golfo San Jorge? ¿Estaríamos retrasados? ¿Llevaríamos el

rumbo correcto? ¿Qué pasaría si se desataba un temporal, tan frecuente en esa zona?

A ello se sumaban otros interrogantes ya que en el supuesto caso que estuviéramos cerca de la

costa, sin visibilidad y a pesar de efectuar continuos sondajes (medición de la profundidad) con

sonda de mano, se corría el riesgo de colisionar con alguna roca o varar, perdiendo la nave, y

quizá la vida, a pocos centenares de metros de la orilla. Por otra parte, cada minuto transcurrido

disminuía las posibilidades de sobrevivir.

Durante la noche otro incendio, originado en el cableado del sistema de timón, cobró tal fuerza

que puso en serio peligro a todo el buque. Los denodados esfuerzos del personal terminaron por

dominarlo, pero ya no tendríamos otra oportunidad. Se habían agotado los extinguidores y la

espuma, y para combatir el fuego sólo se contaba con el agua de mar, extraída con bombas.

Ello impulsó la decisión de parar máquinas nuevamente para realizar las reparaciones y

aislaciones indispensables en el cableado, esperando al mismo tiempo la luz del día.

Simultáneamente el médico informaba que las medicinas escaseaban y le preocupaba

especialmente el Cabo Enríquez, muy débil por la hemorragia sufrida.

Pero la dotación continuó trabajando incansablemente. Podrían citarse numerosos ejemplos

individuales, pero lo destacable fue, principalmente, el accionar de una tripulación que en la

circunstancia obró como correspondía y se esperaba de ella, con idoneidad profesional, disciplina

y valor a toda prueba.

Creo no equivocarme si afirmo que durante esos días nadie pensó en su seguridad personal, sino

en la del conjunto. Aunque nadie lo manifestaba, la mente volaba entre nuestros hogares, los

seres queridos, las alternativas de la guerra, el recuerdo de nuestros muertos y lo que ocurría a

bordo.

Por fin, con la esperanza que da el amanecer, seguimos navegando. El 5 de mayo,

aproximadamente a las 9 de la mañana se avistó la costa continental. Aún así, continuábamos sin

saber nuestra posición, por lo que se navegó a prudente distancia de tierra, con arrumbamiento

(dirección) general hacia el norte.

Horas después se divisó un punto en el cielo. Lanzamos luces Very (“bengalas” para señales) y,

para alegría de todos, el objeto comenzó a aproximarse. Se trataba de un helicóptero de la Fuerza

Aérea Argentina. De él descendió un suboficial y pudimos evacuar al herido mas grave, justo a

tiempo para salvar su vida.

Más tarde el buque fue sobrevolado por un avión, también de la Fuerza Aérea cuyo piloto, con

sobrevueles rasantes, nos guió al encuentro del BDT A.R.A. Cab o San Antonio, el Destructor

A.R.A. Py y un Guardacostas de la Prefectura Naval.

Fue éste otro momento tremendamente emotivo. Al pasar al costado del San Antonio nuestra

tripulación formó en puestos de honores y lo propio hizo la del buque que teníamos enfrente. No

hubo palabras, sólo un saludo militar. Luego, mediante lanchas se trasbordó a los heridos y con el

apoyo de los buques citados seguimos hasta Puerto Deseado, atracando durante la noche, no sin

antes sortear una última y difícil maniobra de entrada bajo condiciones totalmente adversas en la

ría de acceso.

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Aviso Alferez Sobral en combate

En esta ciudad recibimos el afecto que es de imaginar, tanto de la población que brindó todo para

ayudar a la tripulación después del trance vivido, como de nuestros camaradas del Ejército y de

los otros buques de la Armada allí presentes.

Se efectuaron las refacciones imprescindibles, retirando deshechos del puente e improvisando

otro y, luego de sentida despedida de los camaradas muertos en acción, el 20 de mayo zarpamos

rumbo a la Base Naval de Puerto Belgrano, arribando a la misma tres días después.

EPÍLOGO

Con el objeto de reintegrar lo antes posible nuestro buque al teatro de operaciones

inmediatamente se iniciaron las reparaciones que, no obstante la premura y dada la magnitud de

las averías registradas, recién terminarían en septiembre, o sea luego de finalizados los

enfrentamientos.

No obstante, ya en octubre de ese mismo año, el remozado Aviso A.R.A Alférez Sobral se

encontraba nuevamente en la zona austral, con la misma Plana Mayor y Dotación que participara

en las acciones de guerra, excepto aquellos que gloriosamente ofrendaron su vida por la Patria y

su justa causa:

Capitán de Corbeta Sergio Raúl GÓMEZ ROCA

Guardiamarina Claudio OLIVIERI

Cabo Principal Mario Orlando ALANCAY

Cabo Segundo Sergio Rubén MEDINA

Cabo Segundo Elvio Daniel TONINA

Cabo Segundo Ernesto Rubén DEL MONTE

Marinero 1º Héctor DUFRECHOU

Conscripto Roberto D'ERRICO

viernes, 23 de abril de 2010

Compañías de Comandos del Ejército Argentino en acción


La inesperada reacción de Gran Bretaña para recuperar militarmente las islas ocupadas por fuerzas argentinas el 2 de abril de 1982, al enviar una poderosa Fuerza de Tareas obliga a los altos mandos argentinos a replantear rápidamente el limitado dispositivo disuasorio terrestre conformado por un solo regimiento, una Compañía de Ingenieros y ocho vehículos de exploración blindada. La situación obliga a movilizar efectivos adicionales desde el continente los que dada la premura que imponen los acontecimientos están integrados, en el caso del Ejército, tanto por regimientos compuestos mayoritariamente por soldados no profesionales con escasa instrucción como por unidades especiales de cuerpos de élite. Entre estas las compañías de comandos del Ejercito argentino tendrán una meritoria actuación.

Compañia de comandos 601 en las islas
El 27 de abril, mas de veinte días despues de haberse iniciado la ocupación de las islas arriba la primera compañia de comandos, es la 601 estructurada en tres secciones y compuesta por cerca de 60 efectivos. Su jefe el mayor Mario Castagneto y sus oficiales inmediatos se han presentado horas antes ante el Gobernador Militar en las islas Gral. Mario Mario B. Menéndez quien decide solicitar el concurso del grupo al Estado Mayor. El 30 de abril sus secciones son aerotransportadas hacia sus primeras misiones de exploración y control en la península de Frecynet a fin de desactivar un faro, al
Puerto Howard
asentamiento de Fitz Roy para un control poblacional y hacia la isla Gran Malvina en búsqueda de una posible emisora clandestina. Pocas horas mas tarde se produce el primer ataque aéreo británico, en misión desde la isla de Ascensión, un bombardero Vulcan ataca la pista de a terrizaje de Puerto Argentino. Poco despues las primeras fragatas británicas cañonean las defensas de la capital y aviones de la Fuerza Aerea Argentina se baten en duelo con aviones enemigos, perdiendo cuatro aviones pero logrando derribar a dos Harriers que atacan el mismo objetivo. La guerra ya esta en marcha.

El escenario de lucha inicialmente aeronaval arroja graves pérdidas para ambos bandos, fuera de la zona de exclusion decretada por Gran Bretaña, el submarino nuclear Conqueror torpedea y hunde al crucero Gral.Belgrano al sur de las islas mientras que dos días mas tarde la aviacion naval argentina en una misión de largo alcance hunde a la fragata misilística Sheffield mediante el certero disparo de un misil Exocet. El 5 de mayo la 1ra.Seccion de comandos es movilizada hacia la isla de los Leones en procura de confirmar informes acerca de la presencia de una fuerza de desembarco aerotransportada enemiga, los cuales resultan infundados. Una semana mas tarde, mientras progresan los aprestos del dispositivo aeronaval británico, las tres secciones dependiendo ahora del comando de la III Brigada a cargo del Gral. Parada son transportadas en helicópteros hacia el area del estrecho de San Carlos en misión de exploración. La dependencia de los helicópteros para movilizarse resultará critica en el curso de la guerra, los comandos se verán privados en más de una ocasión de la disponibilidad de este recurso quedando frecuentemente inmovilizados. La boca del estrecho de San Carlos, en Fanning Head, por su valor estratégico pasa a ser custodiada por una sección de infantería del regimiento 12 a cargo del Teniente Carlos Daniel Esteban, las prevenciones en resguardo del paso probarán ser pocas y allí se desarrollarán fuertes combates con los paracaidistas británicos al momento de instalar la cabeza de playa invasora.

En la otra margen del estrecho sobre la isla Gran Malvina fuerzas de comandos británicos atacan la base aérea alternativa de Puerto Calderón en la isla Borbón destruyendo en un golpe demoledor y casi sin resistencia once aparatos entre aviones y helicópteros a cargo de la Armada y de la Prefectura Naval. La tardía llegada de los helicópteros movilizando dos secciones de comandos de la 601 desde San Carlos hace que los mismos solo logren constatar los daños sin poder tomar contacto con el enemigo. Un día mas tarde todas las secciones retornan finalmente en helicópteros a su base en Puerto Argentino, mientras tanto en Buenos Aires es autorizada la movilización de una segunda compañía de comandos, la 602. El 19 de mayo nuevos informes de presencia enemiga en Puerto Howard reportados por el regimiento 5 de infantería, para entonces el único objetivo no atacado en el área por los británicos en la isla oriental, llevan a movilizar nuevamente dos secciones de la 601 en misión de exploración en profundidad quedando luego de su arribo nuevamente privadas del concurso de los helicópteros.

Primer combate, en Puerto Howard
El 21 de mayo comienza la acción, la fuerza expedicionaria británica inicia el desembarco en la isla occidental desde el estrecho de San Carlos. En Howard la incursión de aviones Harriers a baja altura permite que un grupo de emboscada antiaerea de la 601 derribe mediante sendos disparos de misiles blow pipe a dos aviones Harriers, uno de ellos cae en aguas de la bahia y su piloto el teniente William Glover logra ser rescatado; el derribo del otro avión poco mas tarde provoca la muerte de su piloto Nicholas Taylor. Un día después un helicoptero enviado desde Puerto Argentino al rescate de dos pilotos de la Fuerza Aérea eyectados sobre la isla oriental permite la evacuación del prisionero y acompañado del oficial médico de la 601 con escala en Goose Green y destino en Puerto Argentino.

Desembarco británico en San Carlos
Durante las primeras horas del 21 de mayo los comandos del SBS (Special Boat Service ) y los paracaidistas británicos del Para 2 son desembarcados encabezando la invasión a las islas, la concentración naval detectada en el estrecho provoca el audaz ataque de la aviación argentina desde el continente la que durante el día hunde la fragata Ardent, averia la fragata Argonaut y abate tres Harriers al precio de seis bajas propias. En tierra firme los británicos diezman las posiciones de avanzada en Fanning Head del
Ataque a fuerza anfibia en san Carlos
Fuente MOD Navy
regimiento 25 provocando el repliegue escalonado desde Puerto San Carlos de la sección que comanda el teniente Carlos Daniel Esteban la que no obstante infringe graves pérdidas a la vanguardia atacante que pierde tres helicópteros repletos de efectivos. Finalmente reagrupados en Douglas Paddock pueden ser rescatados y heliotransportados hacia Puerto Argentino.

La escasa cantidad de defensores encontrados por los británicos al desembarcar la cabeza de playa en San Carlos resulta decisiva para el curso de los acontecimientos. El lugar elegido para el desembarco, al reparo de las elevaciones que rodean la boca del estrecho que separa las islas representaba el único reaseguro de los británicos ante la certera amenaza de los misiles Exocets de la aviación argentina sobre su flota. Esta previble consideración táctica, ha sido desestimada por los estrategos de la defensa. Las exhortaciones al Gral. Benjamin Menéndez al frente de Comando Militar en las islas por parte del comando del V Cuerpo de Ejército (Gral.García) sobre los riesgos de 'languidecer en una posición defensiva' realizada pocas horas después de haberse detectado el desembarco no logran hacer cambiar la concepcion estática de la defensa, la cual finalmente comprometería irremisiblemente el resultado de las acciones.

Comandos en problemas
La alerta radiada a Puerto Argentino sobre el avance enemigo hace movilizar a la 3ra. sección de comandos de la 601, en conjunto con fuerzas especiales de la marina y la fuerza aérea en misión de exploración y detección de un radar enemigo en la zona con suerte variada. Una parte del grupo de marina cae prisionero, el de fuerza aérea extravia su rumbo y la retaguardia de la sección de comandos ante la amenaza de quedar cercada por el enemigo inicia un penoso regreso a pie con rumbo a Puerto Argentino. El grupo de avanzada en las inmediaciones del Rio San Carlos es relevado por nuevos efectivos de la 3ra. sección de la 601 enviada desde Puerto Argentino días mas tarde. En Howard la peligrosidad de las acciones aereas británicas sobre el estrecho cobran un alto precio con el derribo de tres helicópteros enviados desde Puerto Argentino para transladar las secciones de la 601 inmovilizadas. Debido a problemas de capacidad y a costa de muy graves riesgos otro helicóptero logra recuperar en un vuelo nocturno al mayor Castagneto lider de la 601 y a una parte importante de su personal con destino a Puerto Argentino debiendo dejar un remanente en Howard.

Batalla de Goose Green
El 27 de mayo el inexorable avance de paracaidistas y comandos británico hacia el itsmo de Goose Green y Darwin, apoyado por bombardeos navales y aéreos doblega a la sección avanzada de exploración del regimiento 25 pero debe enfrentar la heroica resistencia de la compañia C del mismo regimiento al mando del Tte. Roberto Estevez quien logra detener su avance a costa de su propia vida y la de prácticamente la totalidad de sus efectivos. Los refuerzos enviados desde Puerto Argentino incluyen nuevamente a la compañía del Tte. Carlos Daniel Esteban, una de cuyas secciones al mando del subteniente Gómez Centurión bloquea el avance de los efectivos aerotransportados del Para 2 británico. En estas acciones es muerto su jefe el teniente coronel Herbert Jones. La línea de resistencia que enfrenta a la vanguardia atacante con las secciones del regimiento 12 es superada solo a costa de durísimos combates. En vísperas del 29 de mayo la evacuación precipitada de la base de la Fuerza Aerea Cóndor en Goose Green que ha sufrido la pérdida de cuatro aviones Pucará, el silenciamiento por fuego enemigo de las baterías antiaéreas argentinas que dan cobertura a la posición y la disminución progresiva de la línea de defensa que hacen inviable la acción del grupo de artillería 4 preceden una pausa de varias horas en el desarrollo del combate. Las fuerzas defensoras han perdido para entonces mas de la mitad de sus efectivos. Siguen dramáticos conciliábulos entre el jefe del regimiento 12 Tte. Coronel Piaggi y el comando de la Brigada III en Puerto Argentino el cual dada la gravedad de la situacion lo deja en libertad de acción. Pocas horas mas tarde, cerca del mediodía del 30 de mayo el Tte. Coronel Piaggi y el vicecomodoro Wilson Pedrozo de la Fuerza Aérea rinden sus efectivos con honores militares ante el segundo jefe a cargo ahora del Para 2 británico, mayor Christhoper Keeble.

Teniente Roberto N. Estévez
La irreductible resistencia, en inferioridad numérica y material, de la sección del Regimiento 25 de infantería comandada por el Tte. Estévez al lograr demorar durante la noche el avance británico sobre Goose Green, a costa de su propia vida y la de casi todo su grupo, será recordada como una de las más heroicas acciones de los defensores argentinos por lo cual recibirá post-mortem la mas alta condecoración militar argentina. El Tte.Estévez cuya determinación profesional y fervor religioso lo llevó a intuir que no regresaría con vida de la contienda ha escrito una emotiva carta a su padre horas antes de partir hacia Malvinas. El contenido de esa carta, reservado para la intimidad, ganará trascendencia pública definitivamente en 1999 al ser reproducida en un mural de una estación de subterráneos de Buenos Aires.


Sarmiento, Chubut, 27 de marzo de 1982.
"Querido papá: Cuando recibas esta carta yo ya estaré rindiendo cuentas de mías acciones a Dios Nuestro Señor. El, que sabe lo que hace,así lo ha dispuesto: que muera en el cumplimiento de mi misión. Pero fijáte vos:¡ que misión! ¿No es cierto? ¿Te acordás cuando era chico y hacía planes, diseñaba vehículos y armas todos destinados a recuperarlas islas Malvinas y restaurar en ellas nuestra soberanía?. Dios, que es un Padre generoso ha querido que éste su hijo, totalmente carente de méritos, viva esta experiencia única y deje su vida en ofrenda de nuestra Patria. Lo único que a todos quiero pedirles es: 1) que restauren una sincera unidad en la familia bajo la Cruz de Cristo; 2) que me recuerden con alegría; y no que mi evocación sea la apertura de la tristeza: y muy importante: 3) que recen por mí. Papá: hay cosas que en un día cualquiera, no se dicen entre hombres, pero que hoy debo decírtelas: gracias por tenerte como modelo de bien nacido, gracias por creer en el honor, gracias por tener tu apellido, gracias por ser católico, argentino e hijo de sangre española, gracias por ser soldado, gracias a Dios por ser como soy y que es el fruto de ese hogar donde vos sos el pilar. Hasta el reencuentro, si Dios lo permite. Un fuerte abrazo. Dios y Patria ¡O muerte!
Roberto.


Compañía de comandos 602 en las islas
La nueva compañia conformada para la ocasion ha sido autorizada a movilizarse el 18 de mayo, en esta decision ha influido el espítitu y entusiasmo de quien es designado como su jefe, el mayor Aldo Rico y ha sido posible merced a las gestiones desplegadas por sus superiores inmediatos ante la Jefatura del Estado Mayor Conjunto que ejerce el Gral. Juan José Vaquero. El 26 de mayo la 602 es transportada a las islas arribando a Puerto Argentino luego de un arriesgado vuelo en pleno día y a ras del agua en un avion Hércules; dos días mas tarde llega el escuadrón logístico de la compañia simultaneamente con un refuerzo de 65 hombres de un cuerpo del Escuadrón de Fuerzas Especiales de la Gendarmería Nacional

Primeras bajas de los comandos
La guerra en las islas se encuentra en pleno desarrollo con un trámite que se vislumbra adverso a partir de la consolidación de la cabeza de playa británica desembarcada en San Carlos. La 602 despliega sus tres secciones inicialmente bajo el mando de la III Brigada y poco mas tarde bajo el de la X Brigada que comanda el Gral. Jofre, en misión de observación, armados con misiles blow pipe en la línea de los Montes Estancia, Kent y Bluff Cove mas allá de las avanzadas de los regimientos de infantería que defienden Puerto Argentino desde el cordón de los montes Longdon, Two Sisters, Wall y Harriet.
Entre el 29 y 30 de mayo la 1ra. sección al mando del capitán José Vercesi fija su posición en el Monte Simmons para reportar los movimientos del enemigo. Amparados de las inclemencias climáticas en Malo House son sorpresivamente rodeados durante la madrugada por comandos británicos del Mountain and Artic Warfare Cadre, de resultas del enfrentamiento la sección cae en manos del enemigo luego de sufrir un 70% de bajas incluyendo la muerte de dos de sus comandos. Las bajas británicas ascienden a dos muertos y ocho heridos.

Mayor Aldo Rico
Los antecedentes, fuerte personalidad y atributos de mando del Jefe de la Compañia 602, resultan relevantes no solo para valorar su desempeño en la campaña, sino también para seguir su futuro. En 1988 Aldo Rico encabezará junto con otros oficiales un alzamiento militar, conocido como 'rebelion carapintada', durante el gobierno de Raul Alfonsín, trascendiendo recién entonces a la opinión pública su destacada actuación en Malvinas. Como resultado de estos hechos deberá finalmente abandonar la carrera militar y diez años mas tarde habrá incursionado en política.


Fuente: Ejercito Argentino

Acciones conjuntas con la Compañía 601
La 2da. y 3ra. sección con refuerzos de la 601 y de los Grupos de Operaciones Especiales de la Gendarmería Nacional y de la Fuerza Aérea son alistadas para tomar posición en Monte Kent y Bluff Cove a fin de dejarse sobrepasar por el avance enemigo y atacar su retaguardia. El helicóptero que transporta al Grupo de Gendarmería es abatido por un misil al bordear el Monte Kent muriendo 2 oficiales y 4 oficiales a tan solo dos días después de haber llegado a las islas. La 3ra. sección recibe la orden de replegarse desde Bluff Cove.
La movilidad aérea y poder de fuego enemigo obligan a replantear las operaciones. La sección al mando del capitán Villaruel también debe replegarse desde Monte Kent con heridos hacia la retaguardia ocupada por el regimiento 6 de infantería.
Entre el 31 de mayo y el 1r. de junio los comandos disponibles reagrupados de las compañias 601 y la 602 lideradas por Rico y Castagneto encaran la recuperación terrestre dada la falta de helicópteros de los comandos que vienen replegándose bajo fuego tanto individualmente o en pequeños grupos, los que incluso han debido abandonar momentaneamente a algunos heridos propios. La información de inteligencia obtenida por los comandos sobre los movimientos enemigos y el desplazamiento aéreo de su artillería en algún caso a tan solo 2 kilómetros del Monte Two Sisters indican la consolidación del avance británico ante la inicial incredulidad de los mandos de Brigadas en Puerto Argentino.
El 3 de junio una nueva misión de exploración a cargo de una sección al mando del Tte. Vizoso Posse detecta escasa presencia enemiga delante del Monte Harriet lo cual ofrece un flanco favorable para atacar la artillería enemiga, aunque la ocasión es desaprovechada por los responsables de la defensa. El 5 de junio una sección de la 602 a cargo de el capitan Ferrero al cual acompaña el mayor Rico logra desalojar transitoriamente a avanzadas aerotrasnportadas del Para 2 británico, con el apoyo coordinado de fuego del Grupo de Artillería 3 aunque deben abandonar la posición pocas horas mas tarde para no quedar atrapados en el dispositivo enemigo.

Acciones en Puerto Howard
Los comandos de la 2da. Seccion a cargo del Tte Sergio Fernández en Howard han quedado aislados desde el comienzo del desembarco británico conjuntamente con los efectivos del regimiento 5 de infantería. Privados de suministros y atacados furtivamente por la aviacion británica los infantes han sufrido once bajas incluyendo 5 muertos. El 5 de junio el arribo del buque sanitario Bahía Paraiso arriba para evacuar heridos y provee de algunos alimentos subrepticiamente a los efectivos. El 9 de junio integrantes de la 601 al mando del Tte.Duarte capturan en misión de reconocimiento sobre la costa y luego de un breve combate a un comando ingles y elimina a otro que posteriormente sera identificado como el Capitán Hamilton de la SAS. Son las últimas operaciones trascendentes hasta el fin de la guerra llevadas a cabo por los disminuidos efectivos del 5 de infantería y los restantes comandos de la 601 que engrosarán mas tarde las filas de prisioneros.

Cerco sobre Puerto Argentino
El despliegue del dispositivo de ataque británico hacia Puerto Argentino va restando progresivamente espacio de maniobra a las acciones propias de los comandos. El 6 de junio una sección de la 601 liderada por Garcia Pinasco se propone tender una emboscada en el puente sobre el Rio Murell a elementos avanzados del enemigo, sorprendidos desde un puesto de observacion por elementos del Para 3 y luego de un providencial intercambio de disparos sufren un herido pero logran poner en fuga a los atacantes capturando equipos de comunicaciones, claves y material.
Dos días mas tarde la 602 reagrupando todos sus efectivos disponibles al mando del mayor Rico se moviliza por tierra hasta el Monte Two Sisters colocándose a la vanguardia de la línea defensiva del regimiento 4 de infantería junto a una compañía de gendarmería utilizando nuevamente el apoyo de fuego coordinado del grupo de artillería 3 desde Puerto Argentino. La acción resulta en un áspero combate con comandos británicos cuyo balance arroja cuatro bajas de estos últimos, no confirmadas, a manos del Tte. Vizoso Posse a pesar de encontrarse seriamente herido. En este combate muere el sargento Cisneros.

Caída de Puerto Argentino
El 10 de junio, queda abortada la última posibilidad del Comando Militar en Malvinas de ejecutar un contraataque de envergadura por la retaguardia enemiga en San Carlos. Planificado con efectivos propios disponibles en la isla y el refuerzo de una brigada aerotransportada desde Comodoro Rivadavia el plan es finalmente deshechado ante la falta de seguridades de contar con una adecuada cobertura aérea. La suerte esta echada.
Las graves pérdidas ocasionadas por la Fuerza Aérea, horas antes, a las fuerzas de desembarco enemigas en Bahía Agradable, donde son alcanzadas la fragata Plymouth y los transportes de tropas Sir Galahad y Sir Tristán, no logran detener el impetu del avance británico. A los incesantes cañoneos navales que desde hace días castigan el cerco defensivo de los regimientos 7, el batallón de infantería de marina 5 y el grupo de artillería 4, se suman ahora ataques furtivos de helicópteros disparando misiles sobre el perímetro urbano de Puerto Argentino.
En Monte Longdon en la línea de contacto la mermada infantería argentina combate cuerpo a cuerpo con la británica. El día 12 el Gobernador Mario B. Menéndez impone de la crítica situación al comando en Comodoro Rivadavia para ser retransmitido a la Junta Militar. El 14 de junio de 1982 quebradas las últimas líneas defensivas de la infantería que debe replegarse en medio de un desorden generalizado se produce la rendición de las fuerzas argentinas en Malvinas la que es formalizada por Gral. Menéndez ante el Gral. británico Jeremy Moore.

Ultimas acciones de los comandos
Los efectivos de las compañias 601 y 602 han cumplido diversas tareas de custodia y vigilancia sobre objetivos estratégicos de comando y control en previsión de golpes comandos británicos dentro del perímetro de Puerto Argentino y en sus alrededores. Finalmente destinados en su mayor parte durante las últimas horas de la lucha a cubrir una desesperada posición de bloqueo en la zona cercana a Cambers. En la margen opuesta de la bahía de Puerto Argentino, afrontan un duro bombardeo de la artillería británica del cual resultan milagrosamente indemnes. El rápido desenlace de los acontecimientos en

Puerto Argentino aleja definitivamente la posibilidad de participar en una eventual resistencia casa por casa dentro del perímetro urbano. La guerra ha terminado también para ellos. Reagrupados inicialmente con la masa de prisioneros, una parte de los comandos son finalmente evacuados en el buque Camberra hacia el continente. Otros, entre los cuales se encuentran sus principales oficiales ,son retenidos y transportados a un improvisado campo de prisioneros en Bahía Ajax, en la zona de San Carlos para ser interrogados desde donde serán repatriados pocas semanas mas tarde.

(Elaboración en base a la siguiente fuente bibliografica).
Libro: Comandos en Acción - Isidoro Ruíz Moreno (1984)

BAUTISMO DE FUEGO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS


El 14 de abril de 1982, la Fragata inglesa HMS Brilliant, recibió la orden de dirigirse a las Malvinas junto a una formación barcos, dividiendo así el grupo de batalla ingles que había arribado a la Isla Ascensión como respuesta militar a la recuperación argentina de la Malvinas el 2 de abril. Encabezado por el Brilliant los navios Arrow, Coventry, Glasgow y Sheffield se dirigieron al sur, a gran velocidad. El 22 de abril, el Brilliant se separó del grupo a toda maquina, para apoyar al grupo del Crucero Antrim en las Islas Georgias del Sur. Navegando como podía en un agitado Atlántico Sur se dispuso que se uniera a tiempo al Antrim y la Fragata Plymouth a 150 millas al norte de Georgias.
La invasión inglesa de Georgias se había fijado para el 25 de abril, pero surgió una complicación, se sabia de la presencia del Submarino Argentino SANTA FE en Grytviken. El Antrim barco insignia decidió que debería posponerse el desembarco hasta haber eliminado la amenaza que representaba el submarino.
El 25 de abril, helicópteros Wessex del Antrim ven al submarino saliendo de la bahía a gran velocidad, había desembarcado tropas de la Infantería de Marina Argentina para reforzar esa posición; el SANTA FE también sabia del despliegue de buques ingleses a la Isla, por eso realizo su aproximación de entrada a la Bahía Guardia Nacional de la Isla San Pedro navegado en superficie muy cerca de la costa para burlar los radares de búsqueda y cumplir con su misión.
La aeronave inglesa inicio un decidido ataque con cargas de profundidad, a bordo del Brilliant, uno de los helicópteros Lynx, fue enviado para unirse al ataque contra el SANTA FE. El Wessex estaba suspendido en el aire, tras lanzar dos cargas de profundidad, esperando la llegada de su relevo aéreo antes de volver al Antrim a rearmarse.
El submarino argentino resistió ese primer ataque y puso rumbo de regreso a la Bahía de Cumberland en busca de resguardo, desde el helicóptero se vio que el submarino argentino dejaba un rastro de aceite por la popa. El Comandante SANTA FE, Capitán de Corbeta Horacio Bicain, al ver por el periscopio caer el torpedo con su paracaídas, decidió rápidamente quedarse en la superficie para evitar su impacto, ya que esos torpedos operaban a profundidades mayores a 9 mts.
El Lynx, dio una pasada rasante con el tableteo de la ametralladora. La tripulación del submarino se disperso en el puente del SANTA FE, para protegerse, luego se armaron con fusiles y comenzaron a repeler la aproximación de los helicópteros ingleses, en el interior del Submarino se formó rápidamente una cadena de hombres para aprovisionamiento de municiones y fusiles hacia el puente. El helicóptero pasó una y otra vez, a unos 90 metros y a 10 metros de altura aproximadamente.
El Lynx se había unido al Wessex, y de repente se vio la estela de un misil guiado AS-12 disparado por un helicóptero Wasp que volaba por detrás del Lynx, y que impacto directamente contra la torreta del submarino traspasándola sin explotar por su estructura de fibra de vidrio. Ese impacto tendría el primero de los costos de guerra que pagaría el SANTA FE, la perdida de la pierna de uno de los tripulantes que se encontraba en esa cadena de amunicionamiento
Desde tierra los efectivos argentinos, empezaron a repeler con el armamento disponible la persecución del submarino que retornaba defendiéndose, averiado y con un herido grave. Momentos mas tarde amarra dificultosamente en un muelle de madera en la boca de la Caleta.
El Comandante ordenó el desembarco de los 76 tripulantes y del herido al muelle, por las condiciones en que se encontraba, mientras las tropas inglesas desembarcaban en todos los frentes. Evaluada la situación, a las 17:00 hs. del 25 de abril se rindió toda la guarnición argentina.
Al día siguiente, el Comandante del Brilliant, Capitán John Coward, ex-oficial de submarinos, voló a Grytviken para inspeccionar al SANTA FE, ahora amarrado en el muelle y hundiéndose lentamente. Estaba inclinado a babor y con la proa levantada, su torreta agujereada y partes arrancadas por el ataque del misil. La veterana nave exponía iinnumerables agujeros de metralla. Dentro, ofrecía un panorama similar estaba averiado, desolado, y con luces de emergencia.
El estado de la nave decidió a los ingleses a sacar al submarino del muelle, y ubicarlo en un amarradero vacío de la vieja estación ballenera, donde pudiera hundirse.
Tripulantes argentinos designados por su Comandante serian los encargado de hacer funcionar los sistemas y mecanismos para navegar la nave unos 300 mts dentro de la caleta “Capitán Vago” bajo la supervisión de un oficial británico y la estricta vigilancia de los Royal Marines; los Comandantes Bicain y Coward estarían en el puente. El submarino comenzó a moverse lentamente con una grave falta de flotabilidad, el Comandante argentino dio a toda prisa órdenes por intercomunicador en español a su reducida tripulación, para estabilizar la nave; esto requirió del Suboficial Primero Maquinista FELIX OSCAR ARTUSO rápidos movimientos para accionar válvulas neumáticas de la Sala de Control. Por la creencia de que se intentaba hundir la nave el guardia ingles que lo custodiaba lo hiere de muerte con su ametralladora.
Durante el desenlace de este trágico incidente, el SANTA FE llegaba finalmente a su amarradero, horas mas tarde comenzó a hundirse producto de una sutil maniobra de sabotaje de los argentinos, mas tarde aflorando solamente su torreta en la superficie.
El Suboficial Artuso se encuentra sepultado en el cementerio de Grytviken Islas Georgias del Sur.
En 1971, luego de veinticinco años de servicio en la Armada Norteamericana, fue transferido a la argentina. Fue desplegado en 1978 junto a otras unidades submarinas en la preliminares del conflicto con chile, operando en el pacifico. Protagonista absoluto de la recuperacion de las Islas Malvinas desembarcando una patrulla de trece hombres de la Agrupación Buzos Tacticos en las primeras horas del 2 de abril.
El Submarino A.R.A. "SANTA FE" (S-21), fue merecedor de la condecoración "Operaciones de Combate" y otorgo a la historia de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina su “Bautismo de Fuego”.


Campaña de Guerra del Submarino A.R.A. “SAN LUIS”
(“David contra Goliat”)

FUENTE:www.podernaval.com.ar